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INCLUSIÓN DE PERSONAS CON AUTISMO EN LA IGLESIA

La iglesia puede presentarse como una red de apoyo para familias neurodiversas, promoviendo la empatía y creando un ambiente acogedor para las personas que viven con autismo en su día a día. Muchas personas en nuestra comunidad atraviesan momentos de miedo, estrés e incertidumbre después de recibir un diagnóstico o durante el proceso de evaluación del Trastorno del Espectro Autista (TEA).

Cuidar de niños autistas también forma parte del Ministerio Infantil de la iglesia. Por ello, es importante crear un espacio acogedor, ofrecer apoyos sensoriales, adaptar actividades y aprender cómo trabajar con niños neurodiversos.

Este ministerio debe ayudar a guiar a la iglesia en la acogida de familias neurodiversas, asegurándose de que se sientan incluidas y no excluidas. Por eso, es fundamental motivar a personas dispuestas a servir con amor a formar parte del equipo, así como ofrecer capacitación y compartir experiencias sobre autismo y discapacidades. No existe una guía única a seguir, ya que cada niño es diferente y necesita cuidados especiales para ayudarlo a comprender y aprender la Palabra de Dios.

La oración sobre este tema es muy importante, pero también es necesario tomar medidas para promover mejoras. Jesús nos llama a alcanzar a todos, especialmente a aquellos que a menudo son olvidados cuando se trata de inclusión en la iglesia.

La necesidad de inclusión va más allá de tener un edificio preparado y adecuado. Se trata de ver a las personas como Jesús las veía, sin favoritismos, con amor y cuidado, y preparar un equipo capaz de apoyar los desafíos que enfrentan los niños neurodiversos.

La inclusión en la iglesia puede ser un desafío. Puede parecer difícil, agotador y complejo, pero es posible servir con amor y dedicación.

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